viernes, 30 de septiembre de 2011

Las Neurociencias y la Educación Infantil

 Su impacto en la aplicación de políticas públicas educativas.


El tema de la Educación en la infancia es muy complejo y extenso, simplemente porque las formas de abordar, estudiar, analizar y entender la educación infantil puede ser vista de diferentes ángulos y teorías, en donde los campos de las neurociencias, biología molecular, genética, psicología,  ciencias cognitivas, y además e incluso el lado filosófico, son parte esencial e inalienable.
Ahora, si pretendemos abordar a la educación en la infancia relacionándola con las neurociencias, pues resulta sumamente interesante ya que las avanzadas investigaciones en este sentido han aportado muy importantes elementos y evidencias de causa-efecto.

La sinaptogénesis (fabricación y conexiones sinápticas de las neuronas cerebrales)  ocurre mayormente en la infancia; y los estudios científicos han referido que durante éste periodo el cerebro es cuando tiene su mayor potencial para aprender, es decir que esta tremenda conectividad hace que la edad infantil sea el mejor tiempo para aprender.
Sin embargo esto no quiere decir,  que más adelante en el tiempo no sigan ocurriendo cambios en las sinapsis incluyendo la poda sináptica (que quiere decir que las interconexiones que no se utilizan se eliminan) y que se den algunas modificaciones estructurales; ya que se sabe  que éstos cambios continúan en la pubertad y en la adolescencia en algunas importantes  áreas del cerebro humano las cuales juegan también un papel fundamental o muy  significativo en la educación.

Los conocimientos neuro científicos han brindado mucha información acerca del funcionamiento del cerebro y cómo se vincula esto con el proceso de aprendizaje y educación, es decir cómo nos desarrollamos y como aprendemos, y cuáles son las zonas o estructuras del cerebro involucradas en todos estos procesos  de las habilidades funcionales; y se sabe mucho al respecto y es extremadamente amplio el tema;  pero como ejemplo podemos citar a la corteza cerebral en donde se encuentra el área del lenguaje, tanto receptivo como expresivo, el cual como todos sabemos es fundamental en los procesos cognitivos y de interacción social; y otro ejemplo también lo son otras estructuras más profundas del cerebro  como el hipocampo el cual tiene que ver con la consolidación de nuevas memorias, y la amígdala que juega un rol muy importante en nuestras respuestas emocionales. Así mismo y más recientemente, otro ejemplo sería el fascinante descubrimiento de las llamadas Neuronas Espejo las cuales permiten hacer propias las acciones, sensaciones, y emociones de los demás, y resulta claro que esto tiene mucho que ver en nuestro proceso de aprendizaje y educación desde la infancia.


Sin duda alguna las neurociencias han jugado un muy importante rol en el entendimiento y estudio  de la educación infantil, lo cual incluso  ha servido para la implementación de diversas acciones que han sido sustento de políticas públicas para ayudar a educar a los infantes en muchas partes del mundo y principalmente en Estados Unidos y en Gran Bretaña.

El conocimiento de lo que es el desarrollo infantil, lo cual se ha investigado y entendido cada vez más  a  través de las neurociencias,  ha servido para enfatizar  y asegurar la salud y el bienestar en los niños. Los estudiosos del tema incluso van más allá; y más recientemente  subrayan  la llamada “Neuro-educación”  que es la utilización racional de los hallazgos científicos acerca del aprendizaje y sus entornos para crear métodos de enseñanza y programas de estudios más eficaces, así como influir  en la política educativa.
Este interesante criterio de la Neuro-educación se basa fundamentalmente en el conocimiento de que los genes interactúan con las primeras experiencias  y el ambiente donde se desarrolla el niño, para dar forma o coadyuvar a la estructura y función del cerebro en desarrollo.

Hay una gran cantidad de evidencia científica a través de las neurociencias que dejan claro que el enriquecimiento de las experiencias tempranas tienen resultados positivos en términos de habilidades cognitivas, en tanto que un medio ambiente “empobrecido” inhibe el desarrollo neuronal y por lo tanto se tiene un menor potencial del desarrollo de nuestras habilidades. Y por estos conocimientos y evidencias es que se  está trabajando en la formulación y diseño de políticas de Educación que resultan muy prometedoras en este aspecto.

Así, las neurociencias pueden influir en el enfoque de lo que se puede hacer para aumentar el impacto de las actuales intervenciones educativas, así como la mejor manera de ponerlas en práctica.
Las neurociencias han dejado claro que los primeros años de vida son un periodo crítico en el desarrollo cerebral y durante este tiempo la experiencia tiene una influencia particularmente poderosa y esto debe ser reconocido y utilizado como parte de los esfuerzos organizados para impactar positivamente en el desarrollo cognitivo, emocional y social en los niños pequeños.
La  Universidad de John Hopkins en  Estados Unidos ha establecido una iniciativa de Neuro-educación  que promueve la aplicabilidad de los hallazgos de la neurociencia para informar y enriquecer las prácticas educativas. Así mismo la Harvard Graduate School of Education  ofrece Maestrías y Doctorado en  Mente, Cerebro y Educación donde el fundamento principal es el aplicar las ciencias biológicas y cognitivas en la pedagogía y políticas públicas.
Es apenas el comienzo en esta materia de la vinculación de las neurociencias y la educación, pero también es de destacarse el tamaño y la importancia de dicha relación y su valioso impacto que puede tener en la educación infantil  y la sociedad.  Y en la manera que esto se generalice y multiplique en el mundo es que se podrán obtener resultados positivos, con mejores estudiantes y mejores personas, que puedan afrontar de una mejor manera los grandes retos mundiales del futuro.
 
En México no podemos  vislumbrar un futuro halagador en este tema, en el sentido que desafortunadamente este tipo de conocimiento científico aplicable a la educación está muy lejos de ser implementado. Es solo una ilusión, poco probable y difícil de llevar a cabo merced a los grandes vicios y lo vulnerable del sistema educativo mexicano. Si no se ha avanzado en lo esencial y básico, mucho menos en el tema que nos ocupa.

Las pésimas políticas públicas en materia educativa en México han dado sus resultados al través de los años, muy malos claro está. Y muchos lo notamos en la vida diaria, además lo sabemos por evaluaciones sobre la materia educativa que año con año llevan a cabo organismos internacionales serios y confiables, y estas evaluaciones  nos colocan en un sitio muy vergonzoso y nada honorable. Por ejemplo, lo reportado hace unos pocos días (Dic. del 2010) por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) que colocó a nuestro país en el lugar 48 de entre 65  naciones, en las áreas de lectura, matemáticas y ciencias.

La experiencia local nos dicta que no solo no vamos a la vanguardia, sino que existen criticables circunstancias, sobretodo de conveniencia política gremial o partidista, que no permiten implementar las políticas públicas necesarias e innovadoras basadas en el conocimiento científico, para mejorar y avanzar en la educación en nuestro país. Y creo que no es que no se pueda, sino que no se ha tenido la voluntad de hacerlo. Esa es nuestra triste realidad.

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